¿Qué hará PLQP en la COP?
Asistirán a la COP delegadas y delegados de PLQP de diferentes regiones, cuyos objetivos son:
Influir: aumentar la conciencia de sociedad civil, organizaciones internacionales y representantes gubernamentales sobre las necesidades y preocupaciones de las personas que viven en países dependientes de los recursos, ya que éstas no ocupan un lugar central en los debates sobre la acción climática. Se prestará especial atención a los países de Oriente Medio y Norte de África productores de petróleo y gas, y a los países africanos ricos en minerales de transición.
Construir relaciones: fortalecer y construir nuevas relaciones con organizaciones en el ámbito del clima y la transición energética para identificar potenciales oportunidades de colaboración.
Aprender: entender cómo funciona la COP y cómo podemos influir en ella, así como el posicionamiento de los gobiernos y las empresas sobre la transición energética, los argumentos y la retórica que utilizan y cómo responden a ello otras organizaciones de sociedad civil.
Nuestros 4 mensajes clave para la COP28
→ Las y los líderes mundiales deben escuchar las opiniones y preocupaciones de las personas que viven en países dependientes de los recursos naturales.
Para garantizar que la transición hacia una energía más limpia y segura sea justa, las y los líderes mundiales en la COP deben tener en cuenta las voces de las personas que viven en países donde se producen petróleo, gas y minerales. Las poblaciones locales de los países productores de petróleo y gas deben participar en el abandono progresivo de los combustibles fósiles y en la planificación de proyectos de energía limpia. Mientras que en los países productores de minerales, las comunidades afectadas por la minería deben ser consultadas de manera significativa y participar en cualquier decisión que afecte a sus vidas. Debe darse prioridad y respetarse el consentimiento libre, previo e informado de los pueblos indígenas, incluido el derecho a dar o negar su consentimiento para cualquier acción que afecte a sus tierras, territorios, recursos naturales y derechos, en consonancia con la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
→ La transición energética es para todas y todos.
Los países más ricos, que son los responsables históricos del cambio climático, deben apoyar a las naciones con menores ingresos para planificar y gestionar la transición energética. Deben apoyar a los países que abandonen los combustibles fósiles con los recursos financieros y las tecnologías que necesiten para transitar a energías más limpias. También deben apoyar a los países productores de minerales en transición con las tecnologías necesarias para crear valor en el continente y ayudarles a desarrollar economías más fuertes. Los países más ricos también tienen el deber de dar prioridad a las políticas e inversiones destinadas a reducir el consumo para limitar la cantidad de minerales necesarios.
→ Los países que dependen de los combustibles fósiles deben iniciar cuanto antes su transición hacia energías más limpias. Seguir produciendo petróleo y gas es una apuesta peligrosa, tanto para el clima como para las economías y las personas cercanas a la extracción. A medida que la demanda mundial de petróleo y gas vaya disminuyendo, las poblaciones de los países dependientes de los combustibles fósiles podrían sufrir pérdidas crecientes de empleos e ingresos si sus gobiernos no planifican adecuadamente. Estos países deben fijar objetivos claros y ambiciosos para la eliminación progresiva de los combustibles fósiles, diversificar sus economías y recurrir a energías más limpias y seguras. Les pedimos que se conviertan en líderes de las energías renovables, dando el pistoletazo de salida a una nueva era de desarrollo limpio, acceso asequible a la energía e ingresos sostenibles.
→ Deben existir mecanismos eficaces y vinculantes para que el sector minero y los gobiernos rindan cuentas sobre las repercusiones medioambientales y sociales de la extracción de minerales de transición. Esto debe ser una prioridad en la acción climática. Una minería de minerales de transición empañada por la mala gobernanza, la corrupción, el consumo excesivo y la escasa preocupación por las personas y el planeta no hará sino frenar la acción por el clima. En la COP, las y los líderes mundiales deben garantizar que la transición energética también sea justa para las personas que viven en los países mineros y que no se vean perjudicadas por el cambio climático.